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lunes, agosto 01, 2005

Para evitar la enfermedad mortal llamada vida (Crónica Nº 9)

Bueno lo que es yo, hoy no amanecí muy bien, pasé mala noche, encima al despertar bajé la pierna de la cama y la metí en la bacinica, siempre la tengo bajo la cama para no levantarme con frío, bajé la pierna sin mirar sumergiendo el pie hasta el tobillo, se me mojó la calceta y se volcaron los orines en el piso, llamé a Eduarda para que limpiara pero no contestó, seguro salió temprano a la feria o a pagar los impuestos, por suerte en el cuarto tengo diarios que Eduarda me compra de vez en cuando, con eso cubrí lo mojado. Al avanzar el día la cosa no mejoró, había muy mal olor en la habitación por lo acontecido. Eduarda se demoraba y se había ido sin dejarme desayuno, mas encima a media mañana no pude terminar el puzzle que empecé. Siempre fui muy bueno con las palabras cruzadas, cuando éramos jóvenes con Eduarda solíamos hacerlas semidesnudos, tirados sobre el césped de alguna plaza y sin diccionario.

Supongo que seguiré escribiendo sobre como comenzó este calvario, después del incidente ya narrado en el Santa Lucía, Eduarda y yo nos seguimos viendo, fuimos un par de veces al teatro y otras fuimos a pasear a la Quinta Normal, el 14 de febrero de 1963 nos pusimos de novios, a las pocas semanas dio la mala dicha que nos separaría trágicamente, en la madrugada de un lluvioso Lunes yo partí al servicio militar obligatorio, ella que llorando quedó, prometió esperarme.

Al principio, estando en el cuartel tomando té, mes a mes llegaban sus apasionadas cartas que yo sin demora contestaba con poemas y promesas. Un mal día me llegó una de sobre oscuro, donde Eduarda sin mucha explicación me decía que por favor no la buscara más, me comunicaba que por motivos milagrosos, paranormales e inexplicables esperaba un hijo y que se casaría con el Ingeniero Dovranicci. La noticia fue desgarradora, anduve llorando por los rincones del regimiento por algunos días, por suerte mis superiores de corazón noble, como verdaderos guías responsables de jóvenes vidas, fueron los primeros en ofrecer sus hombros comprensivos, sobre todo el Mayor Cereceda a quien todos recordamos con amor. Como decía, con la noticia sentí que mi corazón se quebraba, por suerte seguí los consejos de un teniente muy sabio, pronto chicas más generosas y llenas de ternura fueron las encargadas de juntar los pedacitos y restaurarlo. El dolor fue intenso y me hizo cometer errores, sentía que Eduarda me había engañado, y ¡carajo que no se le roba la mujer a un militar!, decidí tomar venganza contra Eduarda y comencé tratando de embarazar a toda mujer que pudiese, ahora me arrepiento de aquello que fue irresponsable, el odio me cegó, igual no sé como me habrá ido con ese plan, nunca las volví a ver.

El reencuentro con Eduarda fue casi veinte años después en el Santiago de 1985, recuerdo que ese 3 de marzo tembló muy fuerte, mi casa quedaba justo en el epicentro y se hizo mierda así que perdí todo lo que con gran esfuerzo había salvado de la inundación el año anterior, según los vecinos que me encontraron tirado inconsciente sólo se salvó de mis pertenencias la polaroid, ellos fueron quienes con los ojos vendados me llevaron a un miserable albergue, les di las gracias y me descubrí la vista, mientras ellos salieron corriendo.


Al llegar al recinto me registré como en un hotel, me preguntaron si tenía parientes que me ayudaran, contesté que no y en eso la vi ahí recostada, afectado terminé los trámites de inscripción y sin que me viera me senté enfrente, ahí la observé unos minutos, por desgracia seguía igual de linda, un poco más vieja pero incluso las patas de gallo le lucían bien. Estaba echada en un colchón sucio y tapada casi por completo con frazadas sucias, sobre su cuerpo volaban y se posaban moscas, aún en esas condiciones se encontraba rodeada de hombres que le platicaban y adulaban, yo en ese momento seguía muy enojado, así que cuando me vio corrí la mirada, Eduarda se me acercó, aunque la herida aún estaba abierta su rostro daba cuenta que ella también había sufrido mucho y por eso decidí escucharla. Me saludó con un beso en la mejilla y se acomodó en mi costado en silencio, luego de unos minutos me abrazó emocionada, me dijo que lamentaba mucho lo que había sucedido, que siempre se arrepintió, que me amaba y que para ella había sido muy difícil dejarme, me explicó que se había confundido pues Dovranicci le prometió el mar y la tierra, sintió que con él tenía futuro, pensó que por fin saldría de la población y conocería Europa o Vietnam, también confiaba en que Dovranicci le daría la estabilidad económica que yo nunca le pude dar.

Un caballero como soy no debería decir estas cosas pero la verdad es que hasta el día de hoy no le creo nada, siempre pensé que me dejó porque yo soy un pobre tipo, claro como yo no tengo un apellido fino, como no soy ni rubio, ni mafioso, ni deseado por sus amigas partió con el otro, siempre me pasa lo mismo. De hecho sacando cálculos dudo que el impotente de Dovranicci pudiera ser el padre de la criatura, estoy seguro que se casó con él porque quedó en cinta de un cualquiera en una disco, y claro como este tipo tenía plata, lo buscó y se lo encajó al tarado.

Continuó con su relato y agregó que el niño no deseado jamás nació, con lágrimas en los ojos me contó que después de enterarse que ser la novia del Ingeniero era peor que ser la mía, tomó una decisión que sería su cruz por siempre. Me confesó que si bien en esa época no existía la hoy popular "píldora del día después", en esa época para las adolescentes chacoteras había otros trucos efectivos, como tomarse la yerbita, cambiar el PH vaginal con una pila o caerse por la escalera, Eduarda los hizo todos.


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4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

hola:
Me conmovió esta historia, si las mujeres son todas iguales, unas interesadas incapaces de entregar algo, por eso ahora yo tengo esta nueva opción.
Leerlo a ud, me da fuerzas, y espero con ansias el día que pueda escapar de esta prisión, pues igual como lo hice yo se sacara un enorme peso de encima.
Adios Juanito y mandele saludos igual a esa mala mujer de Eduardita.
Araco

12:56 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola Juan, que tal? hay cosas que aún no entiendo si, tu tb la amabas tanto, aunque tuvo un desliz. En que momento volvieron y te dejo prisionero??
y sobre todo no estoy de acuerdo con Araco. En fin viva la diversidad!!!
saludos. :D
Savi

3:56 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Esta un poco enredado, o sera que yo ando muy dopa, jajja.
bye.

3:57 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Padre, padre!!! Al fin te encuentro! Tu plan funcionó, embarazaste a mamá, me puso Juana en tu honor. Conozco a dos medios hermanos (Johny y Giovanni), todos nacimos y crecimos en los alrededores del ex-regimiento.
Padre, estoy feliz de haberte encontrado.
Estoy buscando a más de mis hermanos, vamos a liberarte de Eduarda.
Un beso papá (primera vez que escribo esa palabra sin sentir un vacío en el corazón, no sabes todo lo que me faltaste en la vida).

Juanita.

4:03 p. m.  

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